jueves, 25 de febrero de 2021

Autores de fantasía: Robert E. Howard, el creador de héroes.

ROBERT E. HOWARD.
El creador de héroes.

Bob "Dos Pistolas".
Robert E. Howard nació en Texas en 1906. No tuvo una vida fácil, y el hecho de que decidiese dedicarse a la escritura no hizo más que dificultarle las cosas. De personalidad introvertida, con una infancia marcada por los abusos por parte de otros niños y poco dado a expresar simpatías, nunca tuvo demasiados amigos. Comenzó estudios universitarios pero nunca los terminó, pues los aparcó para dedicarse a escribir, motivado en parte por su afán creativo y su amor a la literatura y en parte por las necesidades económicas familiares.

robert e. howard, conan, solomon kane, espada y brujería, fantasía, grimdark
Robert E. Howard, padre de Conan

Durante años fue uno de los escritores de la revista pulp Weird Tales, para la que escribió docenas de relatos de muchas temáticas diferentes (aunque todas ellas englobadas dentro del pulp) y mantuvo una gran amistad con otros escritores de la época, entre los que destaca el mismísimo Lovecraft, quien apodó al texano Bob "Dos Pistolas". Howard escribió mucho y peleó más todavía pese a las malas cartas que la vida le había repartido, pero sus problemas económicos y familiares fueron demasiado para él. El año 1936, después de que su madre muriese por tuberculosis y abrumado por las deudas que acumulaba a causa de los enormes gastos médicos que supuso durante años el tratamiento de la enfermedad, se pegó un tiro. Tan solo contaba con treinta años.
Como tantos otros quiso vivir de sus escritos, pero no consiguió más que malvivir hasta el punto de que, en ocasiones, se veía obligado a saltarse comidas. La feroz y fatal enfermedad que padeció su madre, la persona más próxima a Howard, tan solo contribuyó a agravar dichos problemas financieros. Todo para que finalmente la mujer fuese derrotada por la enfermedad. No, Howard no tuvo una vida fácil ni larga. Su obra y sus personajes, sin embargo, lo han hecho inmortal.

La dedicación de Howard.
Resulta innegable que Robert E. Howard amaba escribir. No solo realizó enormes sacrificios personales para hacer de la escritura su profesión, pese al escaso éxito y reconocimiento que recibió en vida por ello, sino que, durante los poco más de diez años que dedicó a la escritura antes de su trágica muerte, generó una obra enormemente enxtensa y variada.
Howard escribió sobre muchos y muy diversos géneros que iban desde la espada y brujería por la que es más conocido (Conan el Bárbaro) hasta la ficción histórica de terror (Solomon Kane), pasando por western, boxeo, ciencia ficción, detectives, piratas y mucho más. Diez años, decíamos, que le dieron para escribir más de trescientos relatos y el doble de poemas. Es cierto, sin embargo, que su precaria situación económica lo obligaba a escribir mucho para poder aumentar sus escasas ganancias, pero también lo es que, pese a todos los problemas que tuvo, nunca abandonó la escritura para buscar prados más verdes. Desde que con escasos veinte años dejó la universidad para dedicarse a escribir, y hasta su suicidio cuando contaba con treinta años, Howard hizo de la literatura no solo su profesión, sino también su estilo de vida.

Éxito póstumo.
No podemos evitar preguntarnos hasta qué punto habrían mejorado las cosas para Howard si no se hubiese suicidado al verse abrumado por las dificultades y los golpes de la vida. Nunca lo sabremos, pero lo que sí sabemos es que forma parte de ese gran número de autores de distintas áreas creativas que viven y mueren en la miseria pero cuya obra alcanza un gran éxito con el pasar de las décadas.
Hoy en día hablar de Howard es hablar de uno de los autores pulp más apreciados por los lectores. Varios de sus personajes, entre los que destaca notablemente Conan el Bárbaro, han sido adaptados a otros formatos, tales como cómics o películas, y todavía hoy se escribe sobre ellos. Conan en particular se ha convertido en uno de esos personajes conocidos en todo el mundo, pero no es el único que ha alcanzado la fama: Kull, Solomon Kane e incluso Sonja la Roja han seguido sus pasos, aunque su éxito no sea equiparable al del mítico bárbaro.




El pulp.
robert e. howard, conan, solomon kane, espada y brujería, fantasía, grimdark
El Conan de Momoa, última (y decepcionante,
pese al buen papel que hizo el actor)
adaptación cinematográfica del personaje
más popular de Howard.
Hemos dicho ya que los relatos de Howard eran de estilo pulp, al igual que la revista en que los publicaba. Pero ¿qué es eso del pulp? En origen esta palabra hacía referencia a un tipo de publicación en concreto, por lo general revistas impresas con materiales y técnicas económicas, lo que permitía que fuesen muy baratos para facilitar así su consumo popular. La palabra pulp venía, de hecho, de la pulpa de la madera que se usaba para hacer el tipo de papel en que eran impresas dichas revistas. Por regla general estas publicaciones contenían relatos cortos de argumento sencillo pero cargado de acción, frecuentemente acompañados de ilustraciones. Cabe destacar que el pulp no es un temática literaria como algunos piensan, sino más bien un estilo narrativo que, como ya hemos comentado, se centra en relatos cortos de trama sencilla pero cargada de fuerza.
Si bien tildar de simples los escritos pulp puede llevar a que sean considerados como una obra de escasa calidad, la realidad es muy diferente. Grandes autores como Asimov ("Fundación", "Yo, robot"), Arthur Conan Doyle ("Sherlock Holmes"), Lovecraft ("La llamada de Cthulhu"), Jack London ("Colmillo Blanco"), Mark Twain ("Las aventuras de Tom Sawyer", "Las aventuras de Huckleberry Finn") o H.G. Wells ("La máquina del tiempo", "La guerra de los mundos") fueron escritores de obras de estilo pulp.
En los últimos años han surgido editoriales que tratan de recuperar antiguas publicaciones pulp para reeditarlas y que publican obras contemporáneas de estilo pulp. La saga Weird West de Dlorean Ediciones es un buen ejemplo: comenzó con la reedición de "Cazadores de vampiros" de Lem Ryan, obra pulp publicada originalmente a principio de la década de los ochenta, y después ha tenido continuidad con, hasta la fecha, una docena de novelas cortas recopiladas por Dlorean Ediciones en cuatro entregas junto a la obra original. Entre ellas están "Dinastía Drácula" (Raúl Montesdeoca) y "Salvajes" (de un servidor, Joaquín Sanjuán), incluidas en los volúmenes uno y tres de la colección respectivamente.

La obra de Howard y el mundo del cómic.
Si bien estamos ante un autor principalmente de relatos, con solo unas pocas novelas cortas en su producción, fue el mundo del cómic el que lo llevó a la fama. Durante las décadas de los sesenta y los setenta Conan el Bárbaro saltó al cómic de la mano de Roy Thomas y Marvel. Tanto fue su éxito que a finales de los setenta se puso en marcha la película que protagonizó Swarzeneger y que permitió que el bárbaro obtuviese fama mundial, fama que no ha parado de crecer. Otros personajes de Howard siguieron los pasos de Conan en el cómic y el cine, aunque no con tan abrumador éxito.
Con el transcurrir de los años fueron muchos los autores que trabajaron en los cómics de Conan el Bárbaro. Entre ellos destaca el ya mencionado guionista Roy Thomas, pero también los dibujantes John Buscema o Gil Kane. Dichos cómics fueron publicados por Marvel hasta finales de los noventa. Debe quedar patente la importancia que jugó el cómic en el tardío éxito de la obra de Howard, hasta el punto de que a ellos debemos la imagen que el imaginario colectivo conoce de Conan, así como la versión más famosa de Red Sonja, personaje que fue alterado para los cómics e incluido en las historias del cimmerio, donde nunca la situó Howard. El personaje original fue en realidad protagonista de un relato de corte histórico situado en el siglo XVII.

El que caminaba solo.
En 1996 se rodó The Whole Wide World, película centrada en la figura del Howard y que fue titulada en España "El que caminaba solo". Vincent D´Onofrio interpretó al autor, mientras que Renée Zellweger se puso en la piel de la coprotagonista, una estudiante que entabla una relación con el escritor, por quien siente fascinación y admiración. Si bien no fue una gran película, que se rodase es un dato revelador sobre el nivel de fama que había alcanzado el autor tan solo sesenta años después de su suicidio.


La influencia de Howard en la fantasía moderna.
Mucho se habla de J. R. R. Tolkien como padre de la fantasía moderna y poco de Howard, pese a que la aportación del último no tiene nada que envidiar a la del primero. Si bien se trata de autores muy diferentes con obras completamente distintas, tanto el uno como el otro fueron indispensables para el desarrollo de lo que hoy denominamos fantasía épica. Aunque técnicamente la obra del texano quedaría mejor categorizada como espada y brujería que como fantasía épica, lo cierto es que se trata de dos ramas del mismo género.

robert e. howard, conan, solomon kane, espada y brujería, fantasía, grimdark
Conan, por Jason Aaron. Fantástica y recomendada etapa de Conan en Marvel Cómics.
Una de las notables diferencias de Howard respecto a Tolkien y a la mayor parte de autores del género de las últimas décadas es que da menos importancia al mundo en el que transcurren las historias (que por lo general es un mundo ficticio que abarca lugares o civilizaciones con cierta base real, como los pictos o los celtas) y se limita a contar historias, cortas en su mayoría, sin preocuparse demasiado por dotarlas de continuidad o incluso de orden cronológico. Todo lo contrario de lo que hizo Tolkien, quien cuidaba y pulía esos detalles hasta el punto de que el conjunto de su obra se asemeja a una obra de ingeniería perfeccionada hasta el mínimo detalle.
No se trata sin embargo de debatir sobre las diferencias estructurales entre la producción de uno y del otro, sino de comprender las diferentes formas de trabajo y vías de publicación que cada uno utilizaba. Mientras Tolkien era un profesor de universidad que no necesitaba la escritura para vivir y que dedicó años a la creación y el perfeccionamiento del mundo en el que transcurren sus historias, Howard debía escribir diversos relatos cada mes para poder obtener unos ingresos  que le resultaban insuficientes, lo que le suponía una fuerte presión. Mientras Tolkien pudo permitirse el tiempo necesario para escribir novelas, Howard tenía que publicar relatos en una revista para poder comer.
Sea como fuese, lo innegable es que la obra de Robert E. Howard tuvo mucho que ver con el nacimiento del subgénero de espada y brujería. Solo hay que echar un vistazo a sus trabajos, plagados de aguerridos héroes y malvados hechiceros, así como de monstruos imposibles. No diremos que es el padre de la espada y brujería, pues esta bebe mucho de la fantasía clásica (como la obra de Homero o las aventuras de caballería de la Edad Media), así como de la novela de capa y espada (de la que Dumas fue uno de los máximos referentes). Pero los datos de la gran influencia de Howard hablan por sí solos. No por nada en los diez años que siguieron a 1982 (fecha de estreno de la película "Conan el Bárbaro" protagonizada por Schwarzenegger) se estrenaron una veintena de películas de espada y brujería, muchas de ellas protagonizadas por personajes que no eran otra cosa que clones de Conan.

El creador de héroes.
El rey Kull, Conan el Bárbaro, el cazador de lo imposible Solomon Kane, el picto Bran Mak Morn, el detective Steve Harrison, la espadachina Sonya, el marinero Steve Costigan, Kirby O´Donnell, El Borak y muchos más. La lista de los héroes creados por Robert E. Howard en sus breves diez años de producción literaria, así como la cantidad de trabajos que realizó, puede rivalizar e incluso superar sin dificultad a la producción completa de la mayor parte de escritores de larga trayectoria.
Te animamos, arrojado lector, a que ahondes en la obra de Howard. No importa si eres lector de Conan, de Solomon Kane, de todos ellos o si nunca te has sumergido en la obra de Bob "Dos Pistolas", pues siempre hay algo por descubrir en semejante producción y siempre podrás encontrar relatos y personajes que se adapten a tus preferencias literarias. 
Por lo pronto, y tan solo como sugerencia, te dejo un link a Amazon en el que podrás encontrar Cazadores de lo Imposible, una pequeña antología de relatos que escribí como homenaje a Howard y a uno de sus personajes que más me gustan: el oscuro Solomon Kane. Aquellos lectores que ya conozcan a este personaje podrán encontrar en esos relatos diversos guiños a las aventuras que sobre él escribió Howard, mientras que quienes no lo hayan leído nunca tendrán la ocasión de conocer a uno de los mejores personajes creados por el maestro Robert E. Howard. Además, también os dejo un pequeño extra. ¡Que lo disfrutéis!

robert e. howard, conan, solomon kane, espada y brujería, fantasía, grimdark
Portada con ilustración de Miguel Calero.





En el enlace, además de que encontraréis la novela en formato digital por solamente 2,99 €, también podréis leer gratis un fragmento del libro. ¡Aprovechad!




ENLACE A ENTREVISTA AL EQUIPO DE CAZADORES DE LO IMPOSIBLE, realizada por JOSERRA, youtuber de LAS COSICAS DE JOSERRA, durante la VIII Feria del Cómic de El Provencio. 



Joaquín Sanjuán


martes, 23 de febrero de 2021

Reseña de literatura: Mitos nórdicos, de Neil Gaiman

MITOS NÓRDICOS, de Neil Gaiman.



thor, odín, loki, mitos nórdicos, fantasía, espada y brujería, neil gaiman, mitología nórdicaConfieso que la cultura nórdica, esa que conocemos como vikinga, es una de mis debilidades en cuanto a culturas históricas se refiere. Me apasiona todo lo relacionado con estos antiguos pueblos nórdicos, quienes estuvieron a punto de convertirse en los primeros grandes exploradores de nuestro mundo, hazaña que les fue arrebatada por España y Portugal debido, entre otros factores, a cuestiones climáticas. Su mitología, todo un panteón de dioses heroicos instalado en Asgard, ha sido siempre mi preferida de entre todas en las que he profundizado en mayor o menor medida, con mención especial a figuras tales como Odín, Loki o Thor. Tanto me fascina que, a la hora de fundar mi editorial de servicios editoriales para escritores, escogí Grimnir Ediciones como nombre (es, precisamente, uno de los nombres de Odín). 
Puede que parte de la culpa de todo la tengan Stan Lee y Jack Kirby, creadores del Thor de Marvel, cuyos cómics he leído desde que tengo uso de razón. Aunque autores como Walter Simonson, Straczynski, Hickman o Jason Aaron (quien, por cierto, por su aspecto bien podría ser uno de los antiguos vikingos) también influyeron. Y, como una cosa lleva a la otra, mi atracción por las historias de Marvel del Dios del Trueno me llevaron a interesarme por su mitología, su cultura y, por supuesto, su historia. Era inevitable que, antes o después, este libro cayese en mis manos.

Pero no solo fue el título (y la temática que este anunciaba) lo que me sedujo, sino también el nombre del autor: Neil Gaiman. Estoy seguro de que buena parte de los lectores del blog conocerán a este formidable autor, pero habrá otros que no. Para que estos últimos lo descubran y, por qué no, para que los que ya lo conocen lo redescubran, vamos a hacer un breve repaso a la figura de Gaiman.  
thor, odín, loki, mitos nórdicos, fantasía, espada y brujería, neil gaiman, mitología nórdica
Neil Gaiman.
Neil Gaiman es un escritor inglés nacido en 1960. Durante los cuarenta años que lleva escribiendo ha trabajado tanto en novelas como en guiones de cómics o de series de televisión, lo que supone una muy extensa producción. Por ser breves mencionaré solo algunos de sus trabajos más destacados: creó y escribió los premiados cómics de The Sandman, firmó algún que otro número de Hellblazer, cómic protagonizado por John Constantine, y también es responsable de escribir un par de episodios de Dr. Who (y, de hecho, es uno de los cuatro guionistas de la serie que han conseguido un Premio Hugo por su trabajo en Dr. Who), así como novelas tan dispares como StardustAmerican Goods Buenos Presagios (este último co-escrito junto al mismísimo Terry Pratchett). Todos ellos han sido adaptados a la pequeña o a la gran pantalla. ¿Queréis más? Ahí van un par de curiosidades: tuvo un cameo haciendo de sí mismo en un episodio de The Big Bang Theory (¡buscadlo!); algunos de los autores que más le han influido son J.R.R. Tolkien (El Señor de Los Anillos), C. S. Lewis (Las Crónicas de Narnia), Lewis Caroll (Alicia en el País de las Maravillas) y el inmortal Edgar Allan Poe; colaboró con Alan Moore (con quien mantenía una gran amistad) en Watchmen; ha escrito cómics de Batman; uno de sus cómics de The Sandman fue el primer cómic en ganar el premio de fantasía mundial World Fantasy Award y posee una larga lista de premios y reconocimientos, entre los que destacan nada menos que quince Premios Will Eisner, uno de los más altos galardones en el mundo del cómic. Impresiona, ¿verdad? No es de extrañar que se haya convertido en uno de mis autores preferidos.

Si después de todo esto no estás deseando leer la crítica sobre Mitos nórdicos, ¡que Odín te fulmine con su temible lanza Gungnir!

¡Vamos al pastel!

Mitos nórdicos es un libro de Neil Gaiman publicado el 2017Tal fue su éxito que, un año después de su edición a finales del 2017, contaba ya con media docena de re-impresiones, lo que nos permite hacernos una idea de la gran cantidad de ejemplares vendidos que debió tener durante ese primer año. No es de extrañar, viendo la temática y el nombre del autor.
El libro, de cuidada edición de poco más de doscientas cincuenta páginas, incluye una breve introducción de Neil Gaiman, un listado de los personajes más relevantes con algunos datos sobre ellos, una veintena de mitos nórdicos recopilados y escritos por el autor y, finalmente, un breve glosario.
Hay que advertir que Mitos nórdicos no es una novela de Neil Gaiman, sino un compendio de relatos (como decía hace un par de líneas) que tienen más de labor de investigación y de reconstrucción que de autoría por parte de Gaiman. Con esto quiero decir que se trata de leyendas reales relacionadas con la mitología nórdica que el autor ha recopilado e investigado para, posteriormente, darles forma de relatos. Si habéis visto la serie Vikingos, durante las primeras temporadas los personajes hacen referencia a varios de los mitos que ofrece este libro, en ocasiones contando versiones muy reducidas de ellos. Esto, lejos de restar valor a la obra de Neil Gaiman, la convierte en un documento de interés no solo literario sino también histórico.
La organización que Neil Gaiman ofrece en Mitos nórdicos a la hora de estructurar los relatos no es casual ni, desde luego, aleatoria: el primer texto nos narra el origen del mundo según la mitología nórdica y el último nos habla del Ragnarok, el fin del mundo según las creencias de los vikingos. Entre uno y otro se vislumbra una evolución cronológica en la que advertimos el crecimiento de los personajes y del mundo que los abarca, de manera que, al final, el lector se queda con la sensación de haber leído una única histora y no un compendio de relatos. Resulta notable, además, que Gaiman se esfuerce por ofrecer un estilo simple y directo que encaja muy bien con el que se puede encontrar en leyendas antiguas de este tipo, en lugar de buscar una forma más literaria y compleja.

thor, odín, loki, mitos nórdicos, fantasía, espada y brujería, neil gaiman, mitología nórdica
El poderoso Thor recomienda este libro. 


En definitiva, Mitos nórdicos es un libro altamente recomendado a todo aquel que sea aficionado a la mitología, en especial a la nórdica, o que, simplemente, busque un libro de historias breves y sencillas. Personalmente lo veo muy apropiado también para leer a los más pequeños antes de dormir, dada su sencillez y la diversión y épica que ofrece cada uno de los relatos.

Más reseñas de libros próximamente. Que nunca os falte un hacha afilada en la diestra y una jarra de cerveza fría en la siniestra.


Joaquín Sanjuán.

lunes, 22 de febrero de 2021

Leyendas de Lácenor: Los personajes de El Guardián Gris.

LEYENDAS DE LÁCENOR:
LOS PERSONAJES DE  EL GUARDIÁN GRIS.

En lo que a personajes se refiere, El Guardián Gris supone un relevo respecto a La Ciudad Blanca, con la notable excepción de Sabryna, quién, como ya comentaba en el artículo sobre los personajes de La Ciudad Blanca, hace el papel de vínculo entre unos y otros. Conviene destacar, eso sí, que mientras en La Ciudad Blanca teníamos un grupo de héroes en todo el sentido de la palabra, la mayor parte de los protagonistas de El Guardián Gris está muy lejos de poder recibir semejante apelativo. Pero vamos a verlos con detalle.


fantasía, espada y brujería, grimdark, joaquin sanjuan, leyendas de lacenor, lacenor, salva espin


TÓRAK ZÁDOR. Al igual que Cuervo nació como un personaje que creé para jugar a rol con mi grupo de amigos y, también como el semielfo, es un personaje atormentado, aunque lo es de manera diferente y cargada de tragedia. Criado por los mismos Caballeros de Ángorthor que lo arrancaron de su hogar, no tuvo más alternativa que unirse a ellos si no quería morir. Se dejó arrastrar por los acontecimientos hasta que sus propios compañeros asesinaron a Zadora, su joven prometida, lo que provocó que algo se rompiese dentro de Tórak y que este masacrase a los asesinos, lo que supuso para él una condena a muerte de la que solo se salvó gracias a Caronte, al que Tórak conoció en su momento más oscuro. Fue entonces cuando emprendió un camino que le llevó, años después, a expulsar a los Caballeros de Ángorthor de entonces llamada Isla Negra, que posteriormente rebautizó con el nombre de la joven fallecida (de quien tomó también su nuevo apellido cuando se convirtió en fugitivo tras escapar con Caronte). La Isla de Zadora se convirtió en su hogar, y en ella creó un reino independiente del resto de Lácenor y fundó la Orden de los Caballeros de Zadora, a la que pertenece Sabryna.
Como puede verse, Tórak es un personaje hecho a sí mismo que se reveló contra el mundo y contra los dioses para labrar su propio destino. Fue Caballero de Ángorthor primero y mercenario después, dos cosas que no eligió sino que tuvo que aceptar, y, finalmente, se convirtió en Señor de Zadora y Comandante de los Caballeros de Zadora, todo ello fruto de sus propios esfuerzos. Si Tórak nos enseña algo es que tan solo aquel que lucha por lo que desea es capaz de alcanzar la gloria. La vida no acostumbra a regalar nada, o, cuando lo hace, suelen ser más trabas que ventajas. Nada de eso detuvo a Tórak Zádor.
Respecto a su papel en El Guardián Gris, es el de aparente mesías, un campeón elegido por los dioses que, al final, resulta no ser más que el compañero del auténtico campeón. Nada de eso resta virtudes a un personaje que se encuentra entre mis favoritos de Leyendas de Lácenor. Antes comentaba que los personajes de El Guardián Gris distan mucho de poder ser considerados héroes. Pues bien, Tórak Zádor es la notable excepción a esa afirmación.

CARONTE. Este personaje, creado por mi buen amigo Rubén Monzó, es más que el compañero de Tórak Zádor: es su hermano, no de sangre, pero sin duda sí de acero. Al igual que sucede con el caballero se trata de un fugitivo, pues asesinó al noble que lo esgrimió como gladiador en el circo, donde Caronte se convirtió en Campeón de la Arena.
Caronte no es ningún héroe, eso es algo que queda claro desde el primer momento, cuando lo vemos corriendo por una ciudad atacada y haciendo caso omiso de aquellos que suplican auxilio, pues nada tienen que ver con él. Tan solo le preocupa Sabryna, su amiga y compañera de Tórak Zádor, y no perderá el tiempo salvando a nadie. ¿O acaso se han creído que es un caballero?
Este personaje tiene, además, un pasado con Necro, a quien odia más que a nadie en el mundo. Y sobre quien no deja de advertir a Sabryna. Un día de estos escribiré alguna historia sobre ellos dos en la que se muestre el mutuo odio que hay entre ambos.
Caronte es ante todo un personaje pragmático y absolutamente leal. Su función en el grupo que forma a la fuerza con Nam, Nórbak y el propio Necro es la de velar por los intereses de su buen amigo Tórak Zádor y, por extensión, por los de Sabryna y la Isla de Zadora, así como vigilar a Necro.  

fantasía, espada y brujería, grimdark, joaquin sanjuan, leyendas de lacenor, lacenor, salva espin
Tórak Zádor y Caronte, dibujados por Salva Espín (dibujante de Masacre para Marvel),
con color y montaje de Alberto Aguado.

NECRO. El origen de este personaje fue bastante particular. Si bien, como Cuervo y Tórak, nació como un personaje de rol, su nacimiento resultó totalmente aleatorio, fruto de tiradas de dados que decidieron raza, clase y características del personaje. El resultado fue muy diferente de mis personajes habituales, pero pronto quedé fascinado por él. Creo que fue la única vez que he llevado a un personaje malvado, y confieso que disfruté enormemente la experiencia. Tanto que mis compañeros de partida acabaron pidiéndome que dejase de usarlo; se me daba demasiado bien ser malvado.
El Necro de El Guardián Gris es idéntico a ese viejo personaje de rol: oscuro, manipulador, extremadamente inteligente; un individuo que tan solo actúa según sus propios intereses, pese a que aquellos que lo rodean nunca acaben de comprender a qué responden esos intereses. El misterio es muy simple: Necro tan solo actúa movido por su propio interés, tal y como queda reflejado en un cómic de cuatro páginas que él protagoniza y que dibujó Aurelio Moreno. En la novela vemos que Necro se preocupa por Sabryna, pero tan solo lo hace porque la necesita para detener a Shylara. A fin de cuentas, si Senestria inunda Lácenor todo el mundo quedaría corrupto y sumido en la Oscuridad, lo que arruinaría su forma de vida. Necro se ve a sí mismo como un ser superior, y a las personas como meros animales que utilizar para sobrevivir y prosperar. No disponer de personas a las que utilizar seria, como poco, una seria incomodidad que Necro no está dispuesto a tolerar.
En cierto modo es Necro quien salva Lácenor, aunque sea por egoísmo. Si bien es cierto que son Tórak Zádor y el dragón quienes combaten y derrotan al Heraldo Oscuro, son las acciones de Necro las que impiden que Senestria corrompa todo Lácenor. El final del personaje en El Guardián Gris fue un giro de trama que pretendo explotar en una futura novela. La mera idea de disponer de un personaje como Necro convertido en nigromante inmortal se me antoja llena de posibilidades.

NAM y NÓRBAK. El primero, pese a poseer adiestramiento como mago, es más un cazarrecompensas que otra cosa; un personaje que bebe mucho de Indiana Jones, pese a que, a diferencia de lo que sucede con el Doctor Jones, a Nam le mueva más el oro que el patrimonio histórico. El segundo no pasa de ser un matón que disfruta de la violencia, sobre todo cuando esta trae consigo una buena bolsa de oro. Es un mercenario que, a diferencia de otros personajes, no se mueve por más interés que el de obtener riquezas. Al igual que sucede con Necro y con Caronte, Nam y Nórbak quedan muy lejos de la figura del héroe.
Algunos lectores me han comentado que Nórbak les parece un personaje con poco relieve, motivado tan solo por el brillo del oro y siempre en busca de excusas para meterse en una pelea. Es cierto, pero lo es con toda la intención. Nórbak es exactamente eso, y lo es porque no necesita ser nada más. A fin de cuentas no todo el mundo tiene una gran historia y fascinantes motivaciones detrás.
Nam, por su parte, es un personaje que oculta un secreto. Tal y como queda constatado en El Guardián Gris, es el hombre en que se convirtió el bebé que Cuervo salva al principio de La Ciudad Blanca. Sin embargo hay algo que nunca ha sido revelado en las novelas: ¿quién es ese niño y por qué los éldayar tenían tanto interés en acabar con él y con su madre? La respuesta llegará en una futura novela, pues Nam es un personaje de largo alcance.

SHYLARA. A diferencia de lo que sucedía con Cirn e incluso de lo que vemos con Necro en El Guardián Gris, Shylara es el tipo de villano que tan solo quiere ver el mundo arder. Si el Paladín Blanco era un fanático de la Luz, Shylara lo es de la Oscuridad. Llevada por ese fanatismo está dispuesta a sacrificar a todo ser vivo en la faz de Lácenor tan solo porque cree que es lo que Ángorthor, el Dios Oscuro, desea que haga. Tal y como Necro demuestra, no puede estar más equivocada. Esto refleja la otra cara de la moneda que ya vimos con Cirn: lo terrible que puede resultar el fanatismo, sin importar los ideales ni las creencias de las personas. Tanto Cirn como Shylara, fanáticos convencidos de que obran en nombre de sus respectivos dioses, siegan cientos de vidas tan solo para, al final, descubrir que no cuentan con el apoyo de esos dioses a los que han consagrado sus vidas. ¿La moraleja? Que no es la fe la que hiere, sino aquello que las personas hacen en nombre de su fe.

El Guardián Gris muestra un mundo mucho más oscuro que el de La Ciudad Blanca; un mundo condenado tanto por los actos de los dioses como por los de los mortales. Si en La Ciudad Blanca pudimos ver a cuatro héroes que luchan contra el mal, en El Guardián Gris toman el relevo una serie de personajes disfuncionales y muy poco heroico que, pese a todas sus reticencias, se unen para salvar Lácenor no con el impulso de hacer el bien, sino por mera supervivencia. Tanto es así que, si los escenarios se hubiesen cambiado, ellos nunca habrían acudido a Orium para combatir a la Orden Blanca; al menos no sin una buena recompensa de por medio. No son los héroes que Lácenor merece, es cierto, pero son los que necesita.

Hasta aquí los dos artículos sobre los personajes de Leyendas de Lácenor, aunque en las próximas semanas podréis leer otros artículos de interés sobre distintos temas. En ocasiones incluso sobre Leyendas de Lácenor. Hasta entonces os dejo con el enlace a Amazon, donde podréis encontrar la novela tanto en formato físico como digital.



¡Más Leyendas de Lácenor muy pronto!


Joaquín Sanjuán

sábado, 20 de febrero de 2021

Leyendas de Lácenor: Los personajes de La Ciudad Blanca.

LEYENDAS DE LÁCENOR:
LOS PERSONAJES DE  LA CIUDAD BLANCA.

No cabe duda de que uno de los elementos más importantes de cualquier historia son los personajes; no en vano un buen personaje puede salvar una mala historia y un mal personaje puede hundir una buena historia. Son, además, quienes más interés despiertan por parte de los lectores, y buena parte de las preguntas que se nos hacen a los autores sobre nuestras publicaciones están relacionadas con ellos.
Las dos novelas largas de Leyendas de Lácenor cuentan entre ambas con un buen puñado de personajes. Ha llegado la hora de darles el reconocimiento que merecen, y lo haré a lo largo de dos artículos en los que hablaré respectivamente de los personajes de La Ciudad Blanca y de los de El Guardián Gris, las dos novelas largas con que cuenta la saga actualmente.
El primero de los dos libros, La Ciudad Blanca, tiene cuatro claros protagonistas principales (Cuervo, Brakus, Dharmia y Sabryna) y un antagonista (Cirn, el Paladín Blanco). Si bien hay otros personajes de interés, como Shylara o la Compañía Borracha, los dejaremos para una posible tercera entrega. Si todavía no has leído los libros (¿a qué esperas?), cuidado: hay spoilers.

espada y brujería, fantasía, grimdark, joaquin sanjuan, leyendas de lacenor, lacenor


CUERVO. Estamos ante el que claramente es el personaje más oscuro de los cuatro protagonistas de La Ciudad Blanca. Es, además, al que más cariño le tengo, pues el Cuervo de la novela es una evolución de un viejo personaje de rol que jugué durante años, un arquero semielfo. La presencia de Cuervo en la historia responde a la necesidad de establecer un vínculo entre los protagonistas y el mundo de lo Oscuro, del que Cuervo conoce mucho más de lo que le gustaría. Su historia, por otra parte, es una absoluta tragedia: un niño no deseado, hijo de un esclavo humano y de una sacerdotisa éldayar, que es desechado por su madre y recogido por asesinos oscuros, quienes lo entrenan para convertirlo en un arma viviente. Tuvo además que matar a su único amigo, el esclavo humano que le enseñó su idioma. Cuervo tiene todos los ingredientes para convertirse en un personaje malvado, pero es entonces cuando se rebela, huye de sus amos y se convierte en la némesis de estos, un vigilante enmascarado que protege a aquellos que debían ser sus víctimas. Es una historia fantástica para un superhéroe de cómic, lo que hace de Cuervo un personaje muy distinto de sus compañeros. Que se vea perseguido por el arrepentimiento a causa de los terribles actos que otros le obligaron a perpetrar no hace sino enriquecer esa alma atormentada, ese héroe torturado, que es Cuervo.

SABRYNA. La guerrera del grupo fue una incorporación de última hora y cuya función es la de establecer vínculos. Por un lado ya conoce a Cuervo, con quien ha trabajado en el pasado, y, por otro, establece un vínculo con Dharmia después de que esta sea capturada. Además, y de forma más o menos discreta, establece también un vínculo con Tórak Zádor y con la Isla de Zadora, que cobrarán un gran protagonismo en El Guardián Gris.
Sabryna es una mujer fuerte, independiente y con carácter, además de empática. A lo largo de La Ciudad Blanca se convierte en el alma del equipo y en el pegamento que consigue que dos individuos tan dispares como Brakus y Cuervo trabajen juntos.
Sabryna tiene reservado un papel especial dentro del grupo: el de ser la última superviviente, después de que Dharmia se sacrifique y Cuervo y Brakus queden atrapados en Senestria. Si La Ciudad Blanca es una historia independiente que sirve como antesala a El Guardián Gris, Sabryna es el hilo conductor entre ambas historias y será uno de los personajes más atormentados en la segunda novela. Precisamente ese es el motivo de que tenga una menor carga trágica en La Ciudad Blanca de la que soportan sus compañeros.
Basé tanto el aspecto de Sabryna como su nombre y apellido en un personaje de una vieja serie de animación japonesa y, en retrospectiva, pienso que debí ponerle otro apellido. Por cierto: no-premio para quien identifique las tres referencias mencionadas (aspecto, nombre y apellido). Os advierto que es difícil.

BRAKUS. El viejo paladín enano acude a Orium para detener a su antiguo discípulo, el conocido como Paladín Blanco, quien se ha convertido en un fanático que no distingue, o no quiere distinguir, entre inocentes y culpables. Si nos ponemos en situación es fácil comprender que para Brakus no hay nada más importante que detener a Cirn. Como profesor puedo hacerme una idea de lo que debe ser que alguien utilice aquello que le has enseñado para hacer daño a los demás. El enano se siente responsable del monstruo en que se ha convertido Cirn, y se siente así porque, en parte, lo es.
Si Cuervo es el vínculo entre la Oscuridad y los cuatro héroes, Brakus lo es entre ellos y la Luz. Entre ambos poseen una serie de conocimientos sobre los poderes sagrados que resultan fundamentales para detener a los demonios que surgen en las profundidades de Orium. Es también la veteranía y la experiencia, en contraste con la juventud y frescura que aporta Dharmia al grupo.
Una de mis escenas favoritas de Brakus tiene lugar al principio, cuando, estando en la taberna, queda al descubierto como paladín de la Luz y descubre horrorizado que aquello que debía mostrarlo como baluarte de los inocentes y campeón del Bien lo convierte, a causa de los actos de su antiguo discípulo, en alguien que provoca el más absoluto terror en los demás. Después de eso, ¿cómo podía Brakus perdonarle la vida a Cirn?

DHARMIA. La más joven del grupo es también, como suele pasar, la más idealista e impetuosa. Diría más: si Sabryna es el alma del grupo, Dharmia es su corazón. Pese a todas las palabras y advertencia de su tío, Dharmia sencillamente se niega a aceptar que, en determinadas situaciones, no hay nada que uno pueda hacer para cambiar las cosas ni para ayudar a los que lo necesitan. Seguramente un personaje más maduro habría hecho caso de las advertencias y se hubiese quedado al margen, pero entonces Orium no se habría salvado. Conviene recordar que es Dharmia quien inspira a los ciudadanos de Orium para que se alcen contra la Orden Blanca, y que es ella, sacrificio mediante, la que hace posible que los héroes derroten a los demonios. Por eso, si Brakus es la calma y la razón de la experiencia, Dharmia da voz en La Ciudad Blanca a los jóvenes, quienes con su impulsividad y fogosidad inician buena parte de los levantamientos que, a veces, conducen a mejoras sociales para todos. No es casualidad que su elemento sea el fuego.
Muchos lectores me han preguntado que por qué tenía que matar a Dharmia, precisamente a ella, en la recta final de la novela. Que la gente me haga esa pregunta es el motivo de que fuese ella, a decir verdad. Me explico. La muerte del viejo enano después de que derrotase a su discípulo descarriado habría sido casi de esperar; un cierre a la historia muy razonable. La del mestizo en busca de redención podría haberse percibido incluso como una victoria para el personaje, pues habría muerto libre. Podría haber sido Sabryna, pues seguramente el efecto causado no habría distado mucho del conseguido con Dharmia, pero, como señalaba anteriormente, este personaje debía actuar de enlace con la siguiente novela. Dharmia, al contrario de lo que sucedía con los demás, era un personaje joven y lleno de fuego (literal y metafóricamente), con toda una vida por delante. Su muerte, además de resultar la más dolorosa e imprevisible, es un recordatorio: la vida no es justa.

CIRN. Este personaje toma distintas influencias de los cómics, de videojuegos y de novelas. Es, de alguna manera, un amalgama que reúne algunos elementos que me parecieron fascinantes para un antagonista. A día de hoy, después de todos estos años, sigo muy satisfecho con el personaje (aunque no tanto con el final que le dí en El Guardián Gris). Cirn, además, es una crítica social contra lo peligroso que puede ser el fanatismo ciego. No solo el fanatismo religioso, como parece darse a entender en la historia, sino cualquiera, en realidad. Porque sí, el fanatismo es una de las cosas más peligrosas que puede ofrecer el ser humano, pues hace a las personas ciegas y sordas a todo lo que no sean sus propias creencias y convicciones, además de que convierte en enemigo a cualquiera que no comulgue con esa forma de pensar. Cuidaos de esa clase de gente.
Cirn es uno de esos villanos que no buscan hacer el mal ni causar daño a los demás, al menos no por el placer de hacerlo. Busca un bien mayor, y para ello está dispuesto a hacer el sacrificio que sea necesario. Nunca se parará a considerar si está obrando bien o no, simplemente porque, para él, sus actos están sobradamente justificados.
Lo único que lamento de este personaje es el final que le dí, tal y como he comentado antes. Sin embargo me gustaría volver a escribir sobre el Paladín Blanco o, en su defecto, sobre la Orden Blanca. Quizá en un futuro lo haga.

TORO. No puedo acabar sin dedicar unas líneas a Toro, un personaje que nació cuando ya estaba sumergido en la escritura de la novela y que cobró forma por sí solo, como a veces pasa con algunos personajes. Se convirtió por méritos propios en un secundario de lujo que, además, cuenta con un relato posterior a La Ciudad Blanca y con un fantástico cómic de cuatro páginas dibujado por Daniel Eduardo Mendoza y que ha sido publicado en varias revistas y plataformas. Si bien consideré usarlo en El Guardián Gris (y de hecho existen versiones previas de la novela en que aparece y se enfrenta a Caronte), finalmente lo dejé en reposo. Al igual que sucede con Cirn, me gustaría volver a utilizarlo en el futuro.

Cuervo, Brakus, Sabryna y Dharmia son cuatro personajes repletos de matices y que cargan, cada uno a su manera, con su propia historia, historias que a menudo tienen una elevada carga trágica. Sin duda cada lector tendrá su favorito (hasta donde yo sé, los que más seguidores tienen son Cuervo y Dharmia), pero todos tienen algo que los hace especiales. O quizá es que yo los veo con ojos de padre, quién sabe. Sea como sea, hay una cosa que sé con certeza: el viaje que viví con ellos mientras trabajaba en La Ciudad Blanca, mi primera novela, fue inolvidable.
Próximamente hablaremos de los personajes de El Guardián Gris. De Tórak Zádor, Caronte, Nam, Nórbak y Necro también hay mucho que contar. Hasta entonces os dejo con el siguiente enlace.

ENLACE A LA CIUDAD BLANCA EN AMAZON. En el enlace, además de que encontraréis la novela en formato digital por solamente 2,99 €, también podréis leer gratis los tres primeros capítulos. ¡Aprovechad!

¡Más Leyendas de Lácenor muy pronto!


Joaquín Sanjuán

viernes, 12 de febrero de 2021

Reseña de literatura: Brunner, el cazarrecompensas (C.L. Werner)

BRUNNER, EL CAZARRECOMPENSAS
¿Hasta dónde llegarías por dinero?

El juego de estrategia con miniaturas Warhammer se lanzó al mundo literario con la publicación de las novelas de Gotrek y Félix, aventuras estas que sumaron en torno a una docena de títulos publicados y que cosecharon un gran éxito tanto entre los aficionados al juego como entre los lectores de fantasía en general. Después de esta cabecera comenzaron a editar un buen número de títulos, algunos con más suerte que otros. Entre los más destacados está la trilogía que nos ocupa, Brunner el cazarrecompensas, que ha sido también recogido en formato ómnibus. Su autor, C.L. Werner, lleva mucho tiempo escribiendo relatos y textos para Games Workshop.
La primera novela, Dinero sangriento, nos ofrece una sucesión de relatos en los que el lector tiene ocasión de conocer al protagonista de la obra, Brunner, un cazador de recompensas duro y despiadado que recuerda a grandes figuras del cine de acción. Él es así, un hombre duro y fuerte capaz de hacer frente a cualquier amenaza o peligro, por terrible que este sea. A nivel personal me ha recordado mucho a Gatsu, el protagonista del manga Berserk. Ambos son hombres serios y taciturnos que muestran grandes habilidades marciales a la vez que mantienen sus sentimientos personales al margen para desempeñar un trabajo que debe hacerse. Una de las diferencias más notables entre ambos es que Brunner, a diferencia de Gatsu, actúa movido por el dinero. A fin de cuentas es un cazador de recompensas, y como tal debe trabajar para ganarse la vida. Sin embargo, y al igual que el ya mencionado Gatsu, Brunner demuestra en más de una ocasión que, si bien trabaja a cambio de una bolsa llena de monedas, eso no significa que carezca de un sentido del honor muy peculiar que le lleva a aceptar o rechazar diferentes trabajos según sus propios ideales. Se trata en definitiva de un personaje duro y fuerte que además oculta algo. ¿Quién es realmente Brunner y cómo se convirtió en cazador de recompensas? Lo único que es cierto es que no se trata de un mercenario vulgar y corriente.

fantasía, grimdark, espada y brujería, warhammer, games workshop

Probablemente lo menos atractivo de esta primera entrega es precisamente esa estructura en forma de historias cortas, que hace que el lector no acabe de engancharse a una trama que no parece estar cohesionada. Sin embargo poco a poco iremos descubriendo algunos detalles que llamarán la atención, detalles estos que parecen dejar pequeñas pistas sobre el pasado del personaje. No será hasta la segunda novela, Sangre y acero, cuando el lector podrá empezar a unir distintos cabos que marcaran una pista a seguir. Con la tercera y última entrega de la trilogía, La sangre del dragón, encontraremos finalmente las respuestas a buena parte de las preguntas que el lector se ha podido plantear a lo largo de la historia, y además disfrutaremos de una entretenida y trepidante aventura de fantasía, la guinda perfecta para las peripecias de Brunner.

En definitiva se trata de una historia de acción más que recomendada para cualquier amante de la literatura fantástica más aventurera. Aquellos que quieran una historia compleja y elaborada repleta de intrincados detalles y entresijos no encontrarán en estas novelas lo que buscan… o quizás sí, pues Brunner tiene mucho que ocultar y será tarea del lector ir deshaciendo poco a poco la madeja de pistas. Pero lo que resulta seguro es que los lectores que simplemente quieran disfrutar de unas historias entretenidas y que desborden acción verán cumplidas sus expectativas con creces. 

Joaquín Sanjuán

jueves, 11 de febrero de 2021

Relato: El puente del lagarto.


EL PUENTE DEL LAGARTO.


—¡Lo siento, pero tendréis que dar media vuelta! ¡No podéis pasar por aquí!

Los gritos llegaron hasta el otro extremo del puente colgante mecido por el viento, y la tribu de criaturas que aguardaba allí se apiñó en torno al cabecilla, a la espera de instrucciones. Este parpadeó un par de veces, siseó con la lengua viperina propia de los raptors y chasqueó con su larga cola reptiliana, mucho más gruesa que la de sus seguidores.

Una fuerte corriente de aire sacudió la frágil pasarela construida con cuerdas y madera, y esta chirrió como si se quejase. Al otro extremo, impertérrito ante la veintena de raptors congregados allí, un único y solitario enano descansaba a solo un paso del puente, custodiándolo. Sonrió al ver el desconcierto de las criaturas, quienes, si bien eran conocidas por su ferocidad y salvajismo, no podía decirse que tuviesen una inteligencia a la par. De hecho eran bastante estúpidas, primitivas e incluso torpes. Si bien sus garras resultaban capaces de sostener armas y herramientas, nunca habían conseguido dominar el manejo de las armas de proyectiles, con la excepción de las toscas jabalinas que arrojaban con más entusiasmo que acierto cuando les resultaba imposible enfrentar a su enemigo en combate físico. El enano lo sabía, y también sabía que estos factores jugaban a su favor.

El cabecilla se había cansado de pensar. Con un siseo de rabia señaló al guardián del puente, hizo un gesto hacia sus esbirros y estos comenzaron a avanzar en pequeños grupos de cuatro, quizás temerosos a que la endeble construcción se viniese abajo si intentaban cruzar todos al mismo tiempo.

Al otro lado, el enano sonrió. Había planeado esperar a que todos estuviesen cruzando para demoler ese lado del puente, pero resultaba evidente que no se lo iban a poner tan fácil. Si lo destruía en ese momento no solucionaría en absoluto el problema de la aldea a la que las criaturas se dirigían, pues estas encontrarían otra manera de cruzar el acantilado y la próxima vez que atacasen lo harían cegados por la rabia. De ser así era muy poco probable que dejasen supervivientes tras ellos. No tendría más remedio que resolver el problema a la antigua usanza, aunque lo cierto es que se sentía entusiasmado ante semejante oportunidad. Esbozó una gran y satisfecha sonrisa y aguardó a que la primera de las criaturas se pusiera a su alcance.

Los raptors que permanecían en el extremo contrario aguardaban expectantes, pero su líder chasqueaba las mandíbulas, señal inequívoca de que se encontraba particularmente molesto. Estaba hambriento, pero la presencia de ese enano suponía un problema con el que no había contado y que les imposibilitaba ir hasta las granjas humanas en las que se cazaban cuando tenían hambre. Normalmente tan solo se llevaban algunos animales, ocasionalmente uno o dos trabajadores, pero ese día estaba decidido a castigar a alguien por todas las molestias que estaba sufriendo. Ya se preocuparía después de encontrar otro sitio del que obtener comida, a fin de cuentas eran muchos los asentamientos humanos que podían encontrarse en los alrededores del Bosque de la Sierpe en el que vivían.

Cuando sobrepasaron la mitad del puente, los raptors echaron mano de las rudimentarias armas que colgaban de tiras de cuero o de raíces trenzadas en cinturas y espaldas. Gruesas ramas reconvertidas en porras, lanzas con punta de piedra o grandes huesos afilados como estacas se aprestaron para enfrentarse al solitario enemigo que había cometido el error de enfrentarse a ellos.

El primer y torpe ataque vino del más pequeño de los cuatro asaltantes, un ejemplar de escamas claras, mirada vivaracha y particular delgadez, lo que hizo suponer al enano que se trataba de un raptor casi tan joven como insensato. Su arma, una gran rama que blandía con ambas manos, describió un arco sobre su cabeza y se estrelló contra el suelo después de que su rival avanzase un paso y girase sobre sí mismo, a fin de evitar el impacto. El estruendo del choque todavía resonaba en los oídos de los presentes cuando un puñetazo golpeó a la criatura en el rostro con tanta fuerza que lo levantó por los aires y lo arrojó hacia las afiladas rocas del fondo en las que con el paso de los siglos habían encontrado la muerte muchos viajeros imprudentes.

El segundo ataque estuvo a punto de encontrar desprevenido al defensor cuando uno de los raptors saltó hacia él con los estacas de hueso en la mano y siseando con ferocidad, como si de una serpiente gigante se tratase. Sin embargo el enano empuñó con presteza la gran rama abandonada por la criatura anterior y logró interponerla entre el nuevo atacante y él, lo que hizo que los los aparentes colmillos de la serpiente se hundiesen en la rama sin causar daño alguno. No pudo decirse lo mismo del atacante cuando, con un rápido contraataque, el enano alzó el arma y la descargó con todas sus fuerzas sobre el reptil, destrozando cabeza y cuello de un solo golpe.

El tercer ataque llegó desde arriba a traición cuando el raptor más rezagado, que también era el más alto y de escamas más oscuras, estuvo a punto de ensartar con una larga lanza al guardián del puente. Solo los reflejos fruto de un severo entrenamiento permitieron que el enano esquivase el envite, si bien el arma le arañó el amplio vientre y rasgó la camisa blanca de lana de kaplar que la cubría; una flor roja brotó en la prenda como prueba de que había sido herido. El enano, con un gruñido de rabia y de dolor, se ladeó para quedar a un lado del arma y evitar así que el reptil volviese a intentar atravesarle; después se centró en el cuarto raptor, cuya maza de piedra detuvo en ese momento con la gruesa rama que todavía empuñaba. Los dos rivales mantuvieron la presión en el arma, y el lancero retrocedió un par de pasos en busca de una posición mejor desde la que disponer de ángulo para atacar. Consciente de que se le acababa el tiempo, el enano lanzó un puñetazo al rostro de su enemigo y, cuando este se apartó cegado por el dolor, soltó la rama casi en el mismo instante en que la lanza del otro reptil se dirigía hacia su pecho, lo que le permitió esquivar el ataque y atenazar la lanza con la mano derecha, ahora libre del arma. Tomado por sorpresa el lancero tiró del asta, pero su enemigo se negó a soltar y, en lugar de eso, la golpeó con la mano, lo que quebró la madera. Inmediatamente después lanzó el extremo roto de vuelta a su propietario, quien a duras penas consiguió apartarse de la trayectoria del proyectil. Los escasos segundos ganados fueron vitales para el guardián del puente, pues le permitieron recuperar la gruesa rama del suelo y lanzar dos golpes: con el primero aplastó contra el suelo de madera al reptil que había recibido el puñetazo y que ya se disponía a volver al combate, lo que hizo crujir la pasarela a causa del impacto; con el segundo golpe destrozó las costillas del lancero, al que después empujó hacia los colmillos de piedra del acantilado. Antes de que el salvaje se estampase en el fondo, el enano había regresado al extremo del puente como si nada hubiese pasado. La mancha de sangre en su camisa era la única prueba del reciente enfrentamiento.

—¡Os avisé! —gritó para hacerse oír en el otro lado del paso—. ¡No podéis pasar por aquí!

fantasía, enanos, dwarf, dwarves, relato, joaquín sanjuán, espada y brujería, grimdark
¿Alguien ha dicho enanos?



Los raptors intercambiaron una mirada de incredulidad sin saber muy bien cómo responder a las provocaciones del enano, en tanto que el segundo grupo avanzaba muy despacio a través del puente, perdido de pronto el entusiasmo ante la visión de lo que les había sucedido a sus compañeros. Uno de ellos incluso miró hacia atrás, pero las criaturas que formaban el tercer cuarteto y que se encontraban al principio del puente les lanzaron un gruñido de advertencia, amenaza velada de lo que pasaría si trataban de retroceder.

El enano bostezó, aburrido de esperar, y se agachó a coger algo que descansaba apoyado junto a uno de los posters del puente. Con una gran sonrisa traviesa apuntó con el arma a los raptors: era una ballesta, preparada para disparar con un cargador que contenía varios virotes.

––Como os veo algo tímidos será mejor que os eche una mano. Seguro que después de esto no dudaréis tanto entre cruzar el puente o quedaos ahí en medio ––dijo riendo entre dientes.

Los raptors reconocieron de inmediato la letal arma de los enanos y trataron de retroceder, pero el grupo que los seguía no advirtió qué era lo que sucedía y se negó a desandar el camino, más temerosos de lo que pudiese hacerles su líder si regresaban sobre sus pasos que de lo que podía ser capaz el enano que les impedía llegar hasta el otro lado. A fin de cuentas se trataba de un solo enano, ¿qué amenaza podía suponer?

El primer virote se hundió en el rostro del raptor más adelantado, salpicando con sangre a sus compañeros antes de que el cuerpo cayese inerte. Un segundo disparo atravesó el hombro de otra de las bestias y el tercero se hundió en el corazón de un bruto particularmente grande armado con un grueso garrote de púas. El último superviviente de ese grupo, aterrorizado ante una muerte segura, decidió que tenía más posibilidades si se arriesgaba con los colmillos de piedra del fondo del acantilado, por lo que saltó al vacío. Su grito de arrepentimiento por tan estúpida decisión se cortó en seco cuando se destrozó contra el fondo, donde yació junto a los cadáveres de sus compañeros. El enano, satisfecho, empezó a silbar una canción.

El tercer grupo hizo intención de retroceder, pero los gritos de su líder incitaron a los demás a lanzarse al ataque. Incapaces de resistirse al empuje de sus compañeros, los cuatro desafortunados raptors se vieron arrastrados hacia el enano, quien disparó contra ellos sin dejar de silbar alegremente. Pese a que un disparo se perdió al otro lado del puente y necesitó dos virotazos para acabar con uno de los raptors, pronto estuvieron los cuatro muertos. Cuando el décimo virote se hundió sobre uno de los cadáveres, utilizados como escudos por los raptors que todavía vivían, el enano comprendió que la ballesta ya no serviría de mucho para detenerlos y la dejó de nuevo en el suelo, apoyada contra el mismo poste que antes.

––De todas formas ya no me quedaban proyectiles ––musitó sin perder la alegría––. El estuche era de diez disparos.

Con su habitual buen humor miró hacia los ocho raptors que avanzaban sin pausa seguidos por el fornido líder.

––¡Tengo una sorpresa para vosotros! ––exclamó el defensor cuando sus enemigos se encontraban ya a medio camino––. ¡Espero que os guste!

Sorprendidos por sus palabras las criaturas se detuvieron en seco, temerosas ante lo que el enano pudiese estar tramando en esa ocasión. Ya habían perdido a una docena de sus compañeros y no las tenían todas consigo a la hora de enfrentarse a él. De no ser por los gruñidos y los fuertes coscorrones con que los convencía su cabecilla, ya haría rato que se habrían marchado muy lejos de allí.

Con inusitada calma, como si no tuviese ante él un puente lleno de raptors ansiosos por derramar su sangre, extrajo una pequeña pipa de madera con grabados enanos y comenzó a llenarla de tabaco sin hacer caso de los amenazantes gruñidos de sus enemigos, quienes todavía no acababan de decidirse a seguir adelante. Cuando terminó extrajo un yesquero y, sin demasiado esfuerzo, consiguió una llama con la que prendió la pipa. Sonriendo de oreja a oreja la tomó con una mano y se llevó la otra a la espalda, muy sutilmente.

––¿Sabéis? En realidad no fumo, no os hacéis una idea de lo malo que es esto para la salud ––explicó en tanto que tomaba una de las bombas que llevaba colgadas en la parte trasera del cinturón y se la mostraba a los raptors, todavía inmóviles––. Aunque, en honor a la verdad, esto es mucho peor.

Antes de que los primitivos cerebros de las criaturas comprendiesen lo que estaba a punto de suceder prendió la mecha con la pipa y la arrojó rodando por el puente, hacia el grupo de raptors que miraba estúpidamente el artefacto. El jefe, algo más avispado que sus lacayos, comenzó a bramar órdenes en su tosco idioma, pero era demasiado tarde. La explosión consecuente destrozó el puente y las criaturas cayeron al vacío entre gritos de dolor y sorpresa, pero uno de ellos consiguió dar un prodigioso salto antes de la explosión y aterrizó tras el enano. Cuando este se giró advirtió que se trataba del jefe de las bestias.

––Parece que nos han dejado solos ––observó el guardián del paso cuando los raptors se estrellaron contra el fondo del precipicio. Los lamentos de unos pocos supervivientes, amortiguados por sus compañeros, se elevaron en el aire––. Aunque no tardarán en llegar los cuervos, ya sabes. Los gritos de los moribundos los atraen.

––Enano morir ––balbuceó el raptor toscamente––. ¡Todos enanos morir!

––¡Vaya, si sabes hablar! Esto no me lo esperaba. Aunque, y no te ofendas, no tengo mucho interés en mantener una conversación contigo. Sería casi como hablar con una piedra, ¿sabes?

El aludido rugió, furioso tanto por las bravatas y las burlas de su enemigo como por el hecho de que había aniquilado a su pequeña horda de raptors, y ahora tendría que regresar junto a la tribu en busca de refuerzos antes de atacar alguna aldea. No le quedaría más remedio que cazar alguna alimaña para saciar el hambre hasta entonces, y eso le ponía de muy mal humor. Rabioso desenfundó una larga espada semicurva de buen acero que portaba a la espalda, en una fea vaina fabricada con el pellejo de algún animal muerto. El enano silbó maravillado por la calidad del arma, obviamente robada a algún enemigo caído, y después sonrió con orgullo.

––Yo también tengo algo para enseñarte ––aseguró desenfundando el arma que llevaba al lado derecho del cinturón––. Artesanía enana de la mejor calidad, ¿sabes?

El estúpido raptor observó con curiosidad el objeto de madera y bronce rematado en un tubo que le apuntaba directamente al pecho. Un trueno de pólvora y fuego estalló, y la criatura se derrumbó con el pecho destrozado por el disparo. El enano sopló al humeante cañón de la pistola y la devolvió a su funda. A continuación tomó la ballesta, cambió el estuche de virotes por otro que guardaba en el zurrón, y se la echó al hombro. Con una sonrisa burlona se asomó al precipicio y echó un vistazo a los veinte raptors que yacían allí abajo.

—Bueno, ahora ya sé por qué lo llaman el Puente del Lagarto —dijo riendo entre dientes, antes de marcharse de allí canturreando una vieja canción de guerra.


Joaquín Sanjuán




martes, 9 de febrero de 2021

Reseña de literatura: El éxodo de los gnomos, por Terry Pratchett.


Reseña de literatura:
El éxodo de los gnomos, por Terry Pratchett.
Terry Pratchett reinventa a los gnomos

Pongámonos en situación: eres un pequeño gnomo, una criatura de no más de diez centímetros de altura, que vive en una madriguera en medio del campo y lucha a diario contra zorros y ratas a fin de sobrevivir y conseguir alimento para tu comunidad. Comunidad compuesta, por cierto, tan solo por un puñado de gnomos ya ancianos y una gnoma de fuerte carácter que no parece hacerte mucho caso. Ante una situación así, y viendo que la muerte por causas naturales amenaza con exterminar a tu pueblo (pues es natural que mueras si te aplasta una de esas ruidosas máquinas que los humanos llaman coches o si te devora un zorro; y no lo digo yo, lo dicen los gnomos), es obvio que optes por marcharte del que durante muchos largos meses (un gnomo no suele vivir más de diez o doce años) ha sido el único hogar que has conocido, a fin de buscar un sitio mejor para los tuyos. Y para hacerlo deberás dirigir a tu menguado pueblo hacia los rugientes vehículos humanos para ocultaros en uno que os lleve a… a algún otro sitio, a cualquier lugar en donde un gnomo pueda morir simplemente de viejo, en lugar de devorado o aplastado.

Pongamos ahora que, finalmente, logras conducir a tu gente (ancianos y gruñones casi todos ellos, pero tu gente al fin y al cabo) hasta un nuevo hogar, unos grandes almacenes en los que conseguir comida no implica jugarse la vida, pues tan solo husmeando en alguna de las muchas papeleras es fácil encontrar algunas patatas fritas, un trozo de hamburguesa o muchas otras cosas comestibles, sin uñas, dientes ni mala leche, y que además ya están muertas y cocinadas, lo que supone toda una ventaja. Sin embargo resulta que ese nuevo hogar ya estaba habitado. Por humanos, sí, pero a fin de cuentas ellos están en todas partes. Lo que te sorprende es que viviendo en el subsuelo de esos grandes almacenes haya una población de gnomos mayor de lo que, literalmente, serías capaz de contar. Y para colmo de males buena parte de ellos niegan vuestra existencia, asegurando que “no hay vida más allá del centro comercial, pues ese es el único y verdadero mundo”. Os ven, os oyen, pero no creen que podáis existir. Ahora, trata de explicarles de dónde vienes.

fantasía, El éxodo de los gnomos, Terry Pratchett


Probablemente El éxodo de los gnomos sea la novela (perdón, trilogía) más refrescante y divertida que he leído en mucho, mucho tiempo. Escrita por el autor de Mundodisco ofrece al lector una buena dosis de humor y fantasía con una fuerte carga crítica hacia la religión, la ciencia y la absurda necesidad humana de buscar un ser superior que permita justificar todo, partiendo de los propios orígenes. Estos pequeños seres, que en poco o nada se parecen a los de David el gnomo o a los de sagas fantásticas como Dragonlance, Reinos Olvidados o World of Warcraft, nos ofrecerán situaciones y diálogos a cual más desternillante, sin dejar por ello de ser un reflejo de la propia sociedad humana, haciéndonos ver lo absurdos y patéticos que resultan buena parte de los pensamientos del ser humano sobre el mundo que los rodea.

Pero no hay que olvidar que El éxodo de los gnomos es sobretodo una obra de fantasía extraordinaria, capaz de arrancar la carcajada al lector más joven igual que al más veterano, pero que probablemente lo hará por motivos muy diferentes.

Si te gusta la fantasía, si te gusta Terry Pratchett o si simplemente te gusta leer, no debes perderte El éxodo de los gnomos, pues su frescura y crítico sentido del humor la convierten en una trilogía absolutamente imprescindible para todo amante de la buena fantasía.


Joaquín Sanjuán